Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha Tomo II.djvu/471

Esta página no ha sido corregida
363
Capítulo LVL.

grandes voces, dijeron:-Este es engaño, engaño es este, á Tosílos el lacayo del Duque mi señor nos han puesto en lugar de mi ver- dadero esposo: justicia de Dios y del rey de tanta malicia, por no decir bellaquería.-No vos acuiteis, señoras, dijo Don Quijote, que ni esta es malicia ni es bellaquería, y si la es, no ha sido la causa el Duque, sino los malos encantadores que me persiguen, los cua- les invidiosos de que yo alcanzase la gloria deste vencimiento, han convertido el rostro de vuestro esposo en el de este que decis que es lacayo del Duque: tomad mi consejo, y á pesar de la malicia de mis enemigos, casaos con él, que sin duda es el mesmo que vos de- seais alcanzar por esposo. El Duque que esto oyó, estuvo por rom- per en risa toda su cólera, y dijo:-Son tan estraordinarias las co- sas que suceden al señor Don Quijote, que estoy por creer que es- te mi lacayo no lo es; pero usemos deste ardid y maña: dilatemos el casamiento quince dias, si quieren, y tengamos encerrado á este personage que nos tiene dudosos, en los cuales podria ser, que vol- viese á su prístina figura, que no ha de durar tanto el rancor que los encantadores tienen al señor Don Quijote, y mas yéndoles tan poco en usar destos embelecos y transformaciones.-¡O señor! dijo Sancho, que ya tienen estos malandrines por uso y costumbre de mudar las cosas de unas en otras, que tocan á mi amo. Un caba- llero que venció los dias pasados, llamado el de los Espejos, le vol- vieron en la figura del Bachiller Sanson Carrasco, natural de nues- tro pueblo y grande amigo nuestro, y á mi señora Dulcinea del To- boso la han vuelto en una rústica labradora, y así imagino, que es- te lacayo ha de morir y vivir lacayo todos los dias de su vida. A lo que dijo la hija de Rodriguez:-Séase quien fuere este que me pide por esposa, que yo se lo agradezco, que mas quiero ser muger legítima de un lacayo, que no amiga y burlada de un caballero, puesto que el que á mí me burló no lo es. En resolucion, todos estos cuentos y sucesos pararon en que Tosilos se recogiese, hasta ver en que paraba su transformacion. Aclamaron todos la vitoria por Don Quijote, y los mas quedaron tristes y melancólicos de ver que no se habian hecho pedazos los tan esperados combatientes, bien así como los mochachos quedan tristes, cuando no sale el ahor- cado que esperan, porque le ha perdonado, ó la parte, ó la justicia. Fuése la gente, volviéronse el Duque y Don Quijote al castillo, en- cerraron á Tosílos, quedaron Doña Rodriguez y su hija contenti- simas de ver que, por una via ó por otra, aquel caso habia de parar en casamiento, y Tosílos no esperaba menos. TOMO II.

47