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Capítulo L.

puntuosas y levantadas como las señoras Castellanas: con mas lla- neza tratan con las gentes. Estando en la mitad destas pláticas, salió Sanchica con una halda de huevos, y preguntó al page:-Di- game, señor, mi señor padre trae por ventura calzas atacadas' des- pues que es Gobernador?-No he mirado en ello, respondió el pa- ge; pero sí debe de traer.-¡Ay Dios mio! replicó Sanchica, y que será de ver á mi padre con pedorreras: ¡no es bueno, sino que des- de que nací tengo deseo de ver á mi padre con calzas atacadas?-- Como, con esas cosas le verá vuesa merced si vive, respondió el page. Par Dios, términos lleva de caminar con papahigo, con so- lo dos meses que le dure el Gobierno. Bien.echaron de ver el Cu- ra y el Bachiller, que el page hablaba socarronamente; pero la fi- neza de los corales y el vestido de caza que Sancho enviaba, lo des- hacia todo (que ya Teresa les habia mostrado el vestido) y no de- jaron de reirse del deseo de Sanchica, y mas cuando Teresa dijo: --Señor Cura, eche cata por ahí si hay alguien que vaya a Madrid ó á Toledo, para que me compre un verdugado redondo, hecho y derecho, y sea al uso y de los mejores que hubiere, que en verdad, en verdad, que tengo que honrar el Gobierno de mi marido en cuan- to yo pudiere, y aun, que si me enojo, me tengo de ir á esa Corte 1 Atacadas porque se enlazaban ó atacaban á la cintura con agugetas. .Soltan rellenarse las calzas (à la cuenta, para disimular la delgadez de quien las llevaba) con mu- chos forros y trapos, por lo cual las llamaban pedorreras. Ambrosio de Salazar, citado por Pellicer, habla de uno quien, estando en visita con las calzas hen. chidas de salvado, se le vaciaron por un agujero que hizo un clavo de la silla, no sin risa de los cir. cunstantes. Las calzas atacadas ó enteras se llaman tambien simplemente calzas. En el Romance anónimo da Don Bueso y Doña Nuña, núm. 319 de la floresta de Botil, tomado del Romancero general de 1604, se cuenta que rondando Don Bueso con Doña Nufla

Caló Don Bueso la gorra,
Y al bajo los piés poniendo,
Con la gran fuerza que hizo
Los dos midieron el suelo.
No me pesa, dice & voces,
De haberme rompido el cuerpo;
Mas pésame por las calzas,
Que por detras se han abierto.
Riéndose están las damas
De ver corrido á Don Bueso,
Y que donde nunca pudo,
Daba el sol de medio á medio.

Esto de las calzas debió de ser en su tiempo asunto de grande importancia. Los reyes se empefia. ban en prohibl as, y los sastres en inventar cosas nuevas, y por consiguiente no prohibidas. Hasta diez y seis artículos relativos á las calzas hay en la Pragmática de trages de 3 de Enero de 1611.

Clemencin.