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Don Quijote.

pobre, Gobiernito tenemos, no sino tómese conmigo la mas pintada hidalga, que yo la pondré como nueva.-¿Qué es esto, Teresa Pan- za? ¿qué locuras son estas, y qué papeles son esos?-No es otra la locura, sino que estas son. cartas de Duquesas y de Gobernadores, y estos que traigo al cuello son corales finos las Ave Marías, y los Padres nuestros son de oro de martillo, y yo soy Gobernadora.- De Dios en ayuso no os entendemos, Teresa, ni sabemos lo que os decis.-Ahí lo podrán ver ellos, respondió Teresa, y dióles las car- tas. Leyólas el Cura de modo que las oyó Sanson Carrasco: y San- son y el Cura se miraron el uno al otro, como admirados de lo que habian leido: y preguntó el Bachiller, quién habia traido aquellas cartas. Respondió Teresa que se viniesen con ella á su casa, y ve- rian al mensagero, que era un mancebo como un pino de oro, y que le traia otro presente que valia mas de tanto. Quitóle el Cu- ra los corales del cuello, y mirólos y remirólos, y certificándose que eran finos, tornó admirarse de nuevo, y dijo:-Por el hábito que tengo, que no sé que me diga, ni qué me piense destas cartas y des- tos presentes: por una parte veo y toco la fineza destos corales, y por otra leo que una Duquesa envía á pedir dos docenas de bello- tas.-Aderézame esas medidas, dijo entonces Carrasco: agora bien, vamos á ver al portador deste pliego, que dél nos informaremos de las dificultades que se nos ofrecen. Hiciéronlo así, y volvióse Te- resa con ellos. Hallaron al page cribando un poco de cebada para su cabalgadura, y á Sanchica cortando un torrezno para empedrar- le con huevos, y dar de comer al page, cuya presencia y buen ador- no contentó mucho á los dos, y despues de haberle saludado cor- tesmente y él á ellos, le preguntó Sanson les dijese nuevas, así de Don Quijote, como de Sancho Panza, que puesto que habian leido las cartas de Sancho y de la señora Duquesa, todavía estaban con- fusos y no acababan de atinar qué seria aquello del Gobierno de Sancho, y mas de una Ínsula, siendo todas, ó las mas que hay en el mar Mediterráneo de su Magestad. A lo que el page respondió: ---De que el señor Sancho Panza sea Gobernador, no hay que du- dar en ello; de que sea Ínsula ó no la que gobierna, en eso no me entremeto; pero basta que sea un Lugar de mas de mil vecinos: y en cuanto á lo de las bellotas, digo que mi señora la Duquesa es tan llana y tan humilde, que no decia el enviar á pedir bellotas á una labradora; pero que le acontecia enviar á pedir un peine pres. tado á una vecina suya: porque quiero que sepan vuesas mercedes,

que las señoras de Aragon, aunque son tan principales, no son tan