Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha Tomo II.djvu/426

Esta página no ha sido corregida
322
Don Quijote.

bernador alguno.-Vuesa merced, respondió el page, es muger dig- nísima de un Gobernador archidignísimo, y para prueba de esta verdad recibe vuesa merced esta carta y este presente: y sacó al ins- tante de la faltriquera una sarta de corales con estremos de oro, y se la echó al cuello y dijo:-Esta carta es del señor Gobernador, y otra que traigo y estos corales son de mi señora la Duquesa, que á vuesa merced me envía. Quédo pasmada Teresa, y su hija ni mas ni menos, y la muchacha dijo:-Que me maten si no anda por aquí nuestro señor amo Don Quijote, que debe de haber dado á padre el Gobierno ó Condado, que tantas veces le habia prometido.-Asf es la verdad, respondió el page, que por respeto del señor Don Qui- jote es ahora el señor Sancho Gobernador de la sula Barataria, como se verá por esta carta.-Léamela vuesa merced, señor gentil- hombre, dijo Teresa, porque aunque yo sé hilar, no sé leer migaja. -Ni yo tampoco, añadió Sanchica; pero espérenme aquí, que yo iré á llamar quien la len, ora sea el Cura mesmo, ó el Bachiller Sanson Carrasco, que vendrán de muy buena gana por saber nue- vas de mi padre.-No hay para que se llame á nadie, que yo no sé hilar, pero sé leer, y la leeré; y así se la leyó toda, que por quedar ya referida no se pone aquí: y luego sacó otra de la Duquesa, que decia desta manera: Amiga Teresa: las buenas partes de la bondad y del ingenio de vuestro marido Sancho me movieron y obligaron a pedir á mi marido el Duque, le diese un Gobierno de una Insula, de muchas que tiene. Tengo noticia que gobierna como un girifalte, de lo que yo estoy muy contenta y el Duque mi señor por el consiguien- te, por lo que doy muchas gracias al cielo de no haberme enga- ñado en haberle escogido para el tal gobierno, porque quiero que sepa la señora Teresa, que con dificultad se halla un buen gober-. nador en el mundo, y tal me haga á mí Dios como Sancho go- bierna. Ahí le envío, querida mia, una sarta de corales con es- tremos de oro: yo me holgara que fuera de perlas orientales; pe- ro quien te da el hueso, no te querria ver muerta', tiempo vendrá en que nos conozcamos y nos comuniquemos, y Dios sabe lo que será. Encomiendeme a Sanchica su hija, y dígule de mi parte, que se apareje, que la tengo de casar altamente, cuando menos lo piense. Dicenme que en ese lugar hay bellotas gordas, envieme hasta dos docenas, que las estimaré en mucho por ser de su ma-

1 El Comendador Griego cita asi este refran: quien te da un hueso no te querria ver muerto.