Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha Tomo II.djvu/356

Esta página no ha sido corregida
264
Don Quijote.

acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, á quien llevaron los diablos en volandas por el aire, caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas llegó á Roma y se apeó en Tor- re de Nona, que es una calle de la ciudad, y vió todo el fracaso y asalto y muerte de Borbon, y por la mañana ya estaba de vuelta en Madrid, donde dió cuenta de todo lo que habia visto, el cual asi- mesmo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que abrie- se los ojos, y los abrió, y se vió tan cerca, á su parecer, del cuerpo de la luna, que la pudiera asir con la mano, y que no osó mirar á la tierra por no desvanecerse: así que, Sancho, no hay para que des- cubrirnos, que el que nos lleva á cargo, él dará cuenta de nosotros, y quizá vamos tomando puntas y subiendo en alto, para dejarnos caer de una sobre el reino de Candaya, como hace el sacre ó neblí sobre la garza, para cogerla, por mas que se remonte; y aunque nos parece que no ha media hora que nos partimos del jardin, créeme, que debemos de haber hecho gran camino.-No sé lo que es, res- pondió Sancho Panza, solo sé decir, que si la señora Magallánes ó Magalona se contentó destas ancas, que no debia de ser muy tierna de carnes. Todas estas pláticas de los dos valientes oian el Duque y la Duquesa y los del jardin, de que recibian estraordinario con- tento: y queriendo dar remate á la estraña y bien fabricada aventu- ra, por la cola de Clavileño le pegaron fuego con unas estopas, y al punto, por estar el caballo lleno de cohetes tronadores, voló por los aires con estraño ruido, y dió con Don Quijote y con Sancho Panza en el suelo medio chamuscados. En este tiempo ya se ha- bia desparecido del jardin todo el barbado escuadron de las due- ñas y la Trifaldi y todo: y los del jardin quedaron como desmaya- dos, tendidos por el suelo. Don Quijote y Sancho se levantaron maltrechos, y mirando á todas partes, quedaron atónitos de verse en el mesmo jardin de donde habian partido, y de ver tendido por tierra tanto número de gente, y creció mas su admiracion, cuando á un lado del jardin vieron hincada una gran lanza en el suelo, y pendiente della y de dos cordones de seda verde un pergamino li- so y blanco, en el cual con grandes letras de oro estaba escrito lo siguiente: El inclito Caballero Don Quijote de la Mancha fenecio y aca- bo la aventura de la Condesa Trifaldi, por otro nombre llama- da la Dueña Dolorida y compañía con solo intentarla.

Malambruno se dá por contento y satisfecho á toda su volun-