Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote del Mancha Tomo II.djvu/335

Esta página no ha sido corregida
245
Capítulo I.
CAPÍTULO XXXVIII.
Donde se cuenta la qae di6 de sn mala andanza la Dnefia Dolorida.


DETRAS de los tristes músicos comenzaron á entrar por ^-ifjY^ el jardin adelante hasta cantidad de doce dueñas repar- '«^Jfr^^ tidas en dos hileras, todas vestidas de unos mongiles an- chos, al parecer de añascóte batanado, con unas tocas blancas de delgado canequí, tan luengas, que solo el ribete del mongil descu- brían. Tras ellas venia la Condesa Trifaldi, á quien traía de la mano el escudero Trifaldin de la blanca barba, vestida de finísima y negra bayeta por frisar, que á venir frisada, descubriera cada gra- no del grandor de un garbanzo de los buenos de Mártos: la cola 6 falda, 6 como llamarla quisieren, era de tres puntas, ]ík& cuales se sustentaban en las manos de tres pages, asimesmo vestidos de lu- to, haciendo una vistosa y matemática figura con aquellos tres án- gulos acutos que las tres puntas formaban, por lo cual cayeron to- dos los que la falda puntiaguda miraron, que por ella se debia lla- mar la Condesa Trifaldi, como si dijésemos, la Condesa de las tres faldas: y así dice Benengeli que fué verdad, y que de su propio ape- llido se llama la Condesa Lobuna, á causa que se criaban en su condado muchos lobos, y que si como eran lobos fueran zorras la llamaran la Condesa Zorruna, por ser costumbre en aquellas partes tomar los señores la denominación de sus nombres de la cosa 6 co- sas en que mas sus estados abundan; empero esta Condesa por fa- vorecer la novedad de su falda dejó el Lobuna y tomó el Trifaldi. Venian las doce dueñas y la señora á paso de procesión, cubiertos los rostros con unos velos negros y no trasparentes como el de Tri- faldin, sino tan apretados, que ninguna cosa se traslucia. Así co- mo a^abó de parecer el dueñesco escuadrón, el Duque, la Duque- sa y Don Quijote se pusieron en pié, y todos aquellos que la espa- ciosa procesión miraban. Pararon las doce dueñas y hicieron ca- lle, por medio de la cual la Dolorida se adelantó, sin dejarla de la

mano Trifaldin. Viendo lo cual el Duque, la Duquesa y Don Q.ui-