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Capítulo XIV.

tas señales de que verdaderamente era el Tomé Cecial que decia; mas la aprension que en Sancho habia hecho lo que su amo dijo, de que los encantadores habian mudado la figura del caballero de los Espejos en la del Bachiller Carrasco, no le dejaba dar crédito á la verdad que con los ojos estaba mirando. Finalmente se queda- ron con este engaño amo y mozo, y el de los Espejos y su escude- ro mohinos y mal andantes se apartaron de Don Quijote y Sancho, con intencion de buscar algun lugar donde vizmarle y entablarle las costillas. Don Quijote y Sancho volvieron á proseguir su ca- mino de Zaragoza, donde los deja la historia, por dar cuenta de quien era el caballero de los Espejos y su narigante escudero.