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DON QUIJOTE.

parecer, señor Maese Nicolas, que este y Amadis de Gaula queden libres del fuego, y todos los demas, sin hacer mas cala y cata, perezcan.—No, señor compadre, replicó el barbero, que este que aquí tengo, es el afamado Don Belianis.—Pues ese, replicó el cura, con la segunda, tercera y cuarta parte, tienen necesidad de un poco de ruibarbo, para purgar la demasiada cólera suya, y es menester quitarles todo aquello del castillo de la Fama, y otras impertinencias de mas importancia, para lo cual se les da término ultramarino[1], y como se enmendaren, así se usará con ellos de misericordia ó de justicia, y en tanto tenedlos vos, compadre, en vuestra casa, mas no los dejéis leer á ninguno.—Qué me place, respondió el barbero.=Y sin querer cansarse mas en leer libros de caballerías, mandó al ama que tomase todos los grandes, y diese con ellos en el corral. No se dijo á tonta ni á sorda, sino á quien tenia mas gana de quemallos que de echar una tela por grande y delgada que fuera; y asiendo casi ocho de una vez, los arrojó por la ventana. Por tomar muchos juntos, se le cayó uno á los piés del barbero, que le tomó gana de ver de quien era, y vió que decia Historia del famoso caballero Tirante el Blanco.—Válame Dios, dijo el cura, dando una gran voz: ¡que aquí esté Tirante el Blanco! Dádmele, compadre, que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento, y una mina de pasatiempos: aquí está Don Kirieleison de Montalvan, valeroso caballero, y su hermano Tomas de Montalvan, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante[2] hizo con el Alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida[3], con los amores y embustes de la viuda Reposada[4], y la señora emperatriz, enamorada de Hipólito su escudero. Digoos verdad, señor compadre, que por su estilo es este el mejor libro del mundo: aquí comen los caballeros, y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con otras cosas de que todos los demas libros deste genero carecen. Con todo eso os digo que merecia el que lo compuso, pues no hizo tantas necedades de industria, que le echaran á galeras por todos

  1. Llámase así el que se concede para la prueba, proporcionado á la distancia donde se ha de hacer, á diferencia del de ochenta dias. (Diccionario de la lengua.)
  2. En las primeras ediciones, y en todas las demas se leía el valiente Detriante: errata de imprenta manifiesta, procedida de haber traspuesto la i en la palabra Tirante, incorporando con ella el artículo de. Con efecto, en el c. 59 del lib. III se habla de la batalla que el valiente de Tirante tuvo con uno de los alanos del príncipe. Esta corrección se debe á Don Juan Bowle. (Anotaciones á Don Quijote: p. 80).
  3. Era doncella de la princesa Carmesina, pretendida por Tirante.
  4. Era dueña de la misma princesa, á quien habia criado.