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DON QUIJOTE.

turas van. Si no, díganme tambien que no es verdad que fué caballero andante el valiente Lusitano Juan de Merlo, que fué á Borgoña, y se combatió en la ciudad de Ras con el famoso señor de Charní, llamado Mosen Piérres, y despues en la ciudad de Basilea con Mosen Enrique de Remestan, saliendo de entrambas empresas vencedor y lleno de honrosa fama: y las aventuras y desafios, que tambien acabaron en Borgoña los valientes españoles Pedro Barba y Gutierre Quijada (de cuya alcurnia yo desciendo por línea recta de varon), venciendo á los hijos del conde de San Polo. Niéguenme asimesmo que no fué á buscar las aventuras á Alemania Don Fernando de Guevara, donde se combatió con Micer Jorge, caballero de la casa del duque de Austria. Digan que fueron burlas justas de Suero de Quiñones, del Paso, las empresas de Mosen Luis de Falses contra Don Gonzalo de Guzman, caballero castellano, con otros muchas hazañas hechas por caballeros cristianos destos y de los reinos estrangeros, tan auténticas y verdaderas, que torno á decir, que el que las negase, careceria de toda razon y buen discurso. Admirado quedó el Canónigo de oir la mezcla que Don Quijote hacia de verdades y mentiras, y de ver la noticia que tenia de todas aquellas cosas tocantes y concernientes á los hechos de su andante caballería, y así le respondió: —No puedo yo negar, señor Don Quijote, que no sea verdad algo de lo que vuestra merced ha dicho, especialmente en lo que toca á los caballeros andantes españoles: y asimesmo quiero conceder que hubo doce Pares de Francia; pero no quiero creer que hicieron todas aquellas cosas que el arzobispo Turpin dellos escribe: porque la verdad dello es, que fueron caballeros escogidos por los reyes de Francia, á quien llamaron Pares, por ser todos iguales en valor, en calidad y en valentía: á lo menos si no lo eran, era razon que lo fuesen, y era como una religion de las que ahora se usan de Santiago, ó de Calatrava, que se presupone, que los que la profesan han de ser, ó deben ser caballeros valerosos, valientes y bien nacidos: y como ahora dicen caballero de San Juan, ó de Alcántara, decian en aquel tiempo caballero de los doce Pares, porque fueron doce iguales los que para esta religion militar se escogieron. En lo de que hubo Cid, no hay duda, ni menos Bernardo del Carpio; pero de que hicieron las hazañas que dicen, creo que la hay muy grande. En lo otro de la clavija, que vuestra merced dice del conde Piérres, y que está junto á la silla de Babieca en la armería de los reyes, confieso mi pecado, que soy tan ignorante, ó tan corto de vista, que aunque he