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CAPÍTULO XL.

“Cuando yo era niña, tenia mi padre una esclava[1], la cual en mi
“lengua me mostró la Zala cristianesca, y me dijo muchas cosas
“de Lela Márien. La cristiana murió, y yo sé que no fué al fuego,
“sino con Alá, porque después la ví dos veces, y me dijo que me
“fuese á tierra de cristianos á ver á Lela Márien, que me queria
“mucho. No sé yo como vaya: muchos cristianos he visto por esta
“ventana, y ninguno me ha parecido caballero sino tú. Yo soy
“muy hermosa y muchacha, y tengo muchos dineros que llevar
“conmigo: mira tú, si puedes hacer, como nos vamos, y serás allá
“mi marido, si quisieres, y si no quisieres, no se me dará nada, que
“Lela Márien me dará con quien me case. Yo escribí esto, mira
“á quien lo das á leer, no te fies de ningun moro, porque son todos
“marfuces[2]. Desto tengo mucha pena, que quisiera que no te
“descubrieras á nadie, porque si mi padre lo sabe me echará luego
“en un pozo y me cubrirá de piedras. En la caña pondré un
“hilo, ata allí la respuesta, y si no tienes quien te escriba arábigo,
“dimelo por señas, que Lela[3] Márien hará que te entienda. Ella
“y Alá te guarde, y esa cruz que yo beso muchas veces, que así
“me lo mandó la cautiva."

Mirad, señores, si era razón, que las razones deste papel nos admirasen y alegrasen: y así lo uno y lo otro fué de manera, que el renegado entendió, que no acaso se habia hallado aquel papel, sino que realmente á alguno de nosotros se habia escrito: y así nos rogó, que si era verdad lo que sospechaba, que nos fiásemos dél y se lo dijésemos, que él aventuraria su vida por nuestra libertad: y diciendo esto, sacó del pecho un Crucifijo de metal, y con muchas lágrimas juró por el Dios que aquella imágen representaba, en quien él, aunque pecador y malo, bien y fielmente creia, de guardarnos lealtad y secreto en todo cuanto quisiesemos descubrirle, porque le parecia, y casi adivinaba, que por medio de aquella que aquel papel habia escrito, habia él y todos nosotros de tener libertad, y verse él en lo que tanto deseaba, que era reducirse al gremio de la Santa Iglesia su Madre, de quien como miembro podrido estaba dividido

y apartado por su ignorancia y pecado. Con tantas lágrimas y

  1. Llamábase Juana de Rentería. Dícelo el mismo Cervantes en la comedia de Los Baños de Argel, en que se repite este mismo caso de la mora Zorayda.
  2. Astutos, arteros, engañadores.
  3. Fr. Pedro de Alcalá [Arte para saber la lengua arábiga: en los nombres que empiezan por de] dice que Lei-la es un pronombre, que en castellano equivale á Doña, Doña viene de domina: de domina se dice domna, y de aquí doña: con que Lei-la Márien, quiere decir: María señora, ó la señora María.