cado á la boca, puesto que algunas veces le habia dicho Sancho Panza, que cenase, que despues habria lugar para decir todo lo que quisiese. En los que escuchado le habian, sobrevino nueva lástima, de ver que hombre, que al parecer tenia buen entendimiento y buen discurso en todas las cosas que trataba, le hubiese perdido tan rematadamente en tratándole de su negra y pizmienta[1]caballería. El cura le dijo, que tenia mucha razon en todo cuanto habia dicho en favor de las armas, y que él, aunque letrado y graduado, estaba de su mesmo parecer. Acabaron de cenar, levantaron los manteles, y en tanto que la ventera, su hija y Maritórnes aderezaban el camaranchon de Don Quijote de la Mancha, donde habian determinado que aquella noche las mugeres solas en él se recogiesen, Don Fernando rogó al cautivo, les contase el discurso de su vida, porque no podia ser, sino que fuese peregrino y gustoso, segun las muestras que habia comenzado á dar, viniendo en compañía de Zorayda, á lo cual respondió el cautivo, que de muy buena gana haría lo que se le mandaba, y que solo temia, que el cuento no habia de ser tal, que les diese el gusto que él deseaba; pero que con todo eso, por no faltar en obedecelle, le contaria. El cura y todos los demas se lo agradecieron, y de nuevo se lo rogaron, y él viéndose rogar de tantos, dijo, que no eran menester ruegos, á donde el mandar tenia tanta fuerza: y así estén vuestras mercedes atentos, y oirán un discurso verdadero, á quien podria ser que no llegasen los mentirosos, que con curioso y pensado artificio suelen componerse. Con esto que dijo, hizo que todos se acomodasen y le prestasen un grande silencio, y él viendo que ya callaban y esperaban lo que decir quisiese, con voz agradable y reposada comenzó á decir desta manera.
- ↑ Este adjetivo viene del sustantivo latino pix picis, y significa propiamente cosa negra y atezada como la pez: antiguamente se decia pecemento pecementa. En el sentido translaticio, en que se toma aquí, significa cosa triste, funesta, fatal.