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CAPÍTULO XXXIV.

CAPÍTULO XXXIV.

Donde se prosigue la novela del Curioso Impertinente.


A

como suele decirse, que parece mal el ejército sin su "general, y el castillo sin su castellano, digo yo que parece muy peor la muger casada y moza sin su marido, cuando justísimas ocasiones no lo impiden. Yo me hallo tan mal sin vos, y tan imposibilitada de no poder sufrir esta ausencia, que si presto no venis me habré de ir á entretener en casa de mis padres, aunque deje sin guarda la vuestra, porque la que me dejastes, si es que quedó con tal título, creo que mira mas por su gusto, que por lo que á vos os toca: y pues sois discreto, no tengo mas que deciros, ni aun es bien que mas os diga." Esta carta recibió Anselmo, y entendió por ella que Lotario habia ya comenzado la empresa, y que Camila debia de haber respondido como él deseaba: y alegre sobremanera de tales nuevas, respondió á Camila de palabra, que no hiciese mudamiento de su casa en modo ninguno, porque él volvería con mucha brevedad. Admirada quedó Camila de la respuesta de Anselmo, que la puso en mas confusion que primero, porque ni se atrevia á estar en su casa, ni menos irse á la de sus padres; porque en la quedada corria peligro su honestidad, y en la ida iba contra el mandamiento de su esposo: en fin, se resolvió en lo que le estuvo peor, que fué en el quedarse, con determinacion de no huir la presencia de Lotario, por no dar que decir á sus criados, y ya le pesaba de haber escrito lo que escribió á su esposo, temerosa de que no pensase que Lotario habia visto en ella alguna desenvoltura, que le hubiese movido á no guardalle el decoro que debia; pero fiada en su bondad, se fió en Dios y en su buen pensamiento, con que pensaba resistir callando á todo aquello que Lotario decirle quisiese, sin dar mas cuenta á su marido, por no ponerle en alguna pendencia y trabajo: y aun andaba buscando manera como disculpar á Lotario con Anselmo, cuando le preguntase la ocasion que le habia movido á escribirle