¿dónde se hallará amigo tan discreto, y tan leal y verdadero, como aquí Lotario) le pide? No lo sé yo por cierto; solo Lotario era este, que con toda solicitud y advertimiento miraba por la honra de su amigo, y procuraba dezmar, frisar y acortar los dias del concierto de ir á su casa, porque no pareciese mal al vulgo ocioso, y á los ojos vagabundos y maliciosos la entrada de un mozo rico, gentil hombre y bien nacido, y de las buenas partes que él pensaba que tenia, en la casa de una muger tan hermosa como Camila: que puesto que su bondad y valor podia poner freno á toda maldiciente lengua, todavía no queria poner en duda su crédito, ni el de su amigo, y por esto los mas de los dias del concierto los ocupaba y entretenia en otras cosas, que él daba á entender ser inescusables: así que en quejas del uno y disculpas del otro se pasaban muchos ratos y partes del dia.
Sucedió, pues, que uno que los dos se andaban paseando por un prado fuera de la ciudad, Anselmo dijo á Lotario las semejantes razones: ¿Pensabas[1], amigo Lotario, que á las mercedes que Dios me ha hecho en hacerme hijo de tales padres, como fueron los mios, y al darme no con mano escasa los bienes, así los que llaman de naturaleza, como los de fortuna, no puedo yo corresponder con agradecimiento que llegue al bien recebido, y sobre todo, al que me hizo en darme á tí por amigo, y á Camila por muger propia, dos prendas que las estimo, si no en el grado que debo, en el que puedo? Pues con todas estas partes, que suelen ser el todo con que los hombres suelen y pueden vivir contentos, vivo yo el mas despechado y el mas desabrido hombre de todo el universo mundo: porque no sé de que dias á esta parte me fatiga y aprieta un deseo tan estraño y tan fuera del uso comun de otros, que yo me maravillo de mí mesmo, y me culpo y me riño á solas, y procuro callarlo y encubrillo de mis propios pensamientos; y así me ha sido posible salir con este secreto, como si de industria procurara decillo á todo el mundo: y pues que en efeto él ha de salir á plaza, quiero que sea en la del archivo de tu secreto, confiado que con él y con la diligencia que pondrás como mi amigo verdadero en remediarme, yo me veré presto libre de la angustia que me causa, y llegará mi alegría por tu solicitud al grado que ha llegado mi descontento por mi locura. Suspenso tenian á Lotario las razones
de Anselmo, y no sabia en qué habia de parar tan larga prevencion,
- ↑ Acaso: pensarás.