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DON QUIJOTE.

de, no te turbes, ni dudes en nada, dí lo que pasó á estos señores, porque se vea y considere ser del provecho que digo haber caballeros andantes por los caminos. —Todo lo que vuestra merced ha dicho es mucha verdad, respondió el muchacho; pero el fin del negocio sucedió muy al revés de lo que vuestra merced se imagina. —¿Cómo al reves? replicó Don Quijote, ¿luego no te pagó el villano? —No solo no me pagó, respondió el muchacho; pero así como vuestra merced traspuso del bosque, y quedamos solos, me volvió á atar á la mesma encina, y me dio de nuevo tantos azotes, que quedé hecho un San Bartolomé desollado: y á cada azote que me daba, me decía un donaire y chufeta acerca de hacer burla de vuestra merced, que á no sentir yo tanto dolor, me riera de lo que decia. En efecto él me paró tal, que hasta ahora he estado curándome en un hospital del mal, que el mal villano entonces me hizo: de todo lo cual tiene vuestra merced la culpa, porque si se fuera su camino adelante, y no viniera donde no le llamaban, ni se entremetiera en negocios agenos, mi amo se contentara con darme una ó dos docenas de azotes, y luego me soltara y pagara cuanto me debia; mas como vuestra merced le deshonró tan sin propósito, y le dijo tantas villanías, encendiósele la cólera, y como no la pudo vengar en vuestra merced, cuando se vió solo descargó sobre mí el nublado de modo, que me parece que no seré mas hombre en toda mi vida. —El daño estuvo, dijo Don Quijote, en irme yo de allí, que no me habia de ir hasta dejarte pagado, porque bien debia yo de saber por luengas esperiencias, que no hay villano que guarde palabra que diere, si él ve que no le está bien guardalla; pero ya te acuerdas, Andres, que yo juré que si no te pagaba, que habia de ir á buscarle, y que le habia de hallar, aunque se escondiese en el vientre de la ballena. —Así es la verdad, dijo Andres; pero no aprovechó nada. —Ahora verás si aprovecha, dijo Don Quijote; y diciendo esto se levantó muy apriesa, y mandó á Sancho que enfrenase á Rocinante, que estaba paciendo en tanto que ellos comian. Preguntóle Dorotea ¿qué era lo que hacer queria? Él le respondió que queria ir á buscar al villano, y castigalle de tan mal término, y hacer pagado á Andres hasta el último maravedí, á despecho y pesar de cuantos villanos hubiese en el mundo. A lo que ella respondió, que advirtiese que no podia, conforme al don prometido, entremeterse en ninguna empresa hasta acabar la suya, y que pues esto sabia él mejor que otro alguno, que sosegase el pecho hasta la vuelta de su reino. —Así es verdad, respondió Don Quijote, y es