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CAPÍTULO XXVII.

cia: ¿decidme si es tal que pueda celebrarse con menos sentimientos que los que en mí habeis visto? y no os canseis en persuadirme ni aconsejarme lo que la razon os dijere que puede ser bueno para mi remedio, porque ha de aprovechar conmigo lo que aprovecha la medicina recetada de famoso médico al enfermo que recebir no la quiere. Yo no quiero salud sin Luscinda, y pues ella gusta de ser agena, siendo, ó debiendo ser mia, guste yo de ser de la desventura, pudiendo haber sido de la buena dicha: ella quiso con su mudanza hacer estable mi perdicion, yo querré con procurar perderme hacer contenta su voluntad, y será ejemplo á los porvenir, de que á mí solo faltó lo que á todos los desdichados sobra, á los cuales suele ser consuelo la imposibilidad de tenerle, y es mas causa[1] de mayores sentimientos y males, porque aun pienso que no se han de acabar con la muerte. Aquí dió fin Cardenio á su larga plática y tan desdichada como amorosa historia, y al tiempo que el cura se prevenia para decirle algunas razones de consuelo, le suspendió una voz que llegó á sus oidos, que en lastimados acentos oyeron que decia lo que se dirá en la cuarta parte desta narracion: que en este punto dió fin á la tercera el sabio y atentado historiador Cide Hamete Benengeli.



  1. Y en mí es causa, parece que debiera decir, y no: y es mas causa; que no hace sentido ninguno, y que sin duda es un yerro de imprenta cometido en las primeras ediciones.