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DON QUIJOTE.

De ese modo yo recelo
Morir deste mal estraño,
Pues se aunan en mi daño
Amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males ¿quién los cura?
Locura.

De ese modo no es cordura
Querer curar la pasion,
Cuando los remedios son
Muerte, mudanza y locura.

La hora, el tiempo, la soledad, la voz y la destreza del que cantaba, causó admiracion y contento en los dos oyentes, los cuales se estuvieron quedos esperando si otra alguna cosa oian; pero viendo que duraba algun tanto el silencio, determinaron de salir á buscar el músico que con tan buena voz cantaba, y queriéndolo poner en efeto, hizo la mesma voz que no se moviesen, la cual llegó de nuevo á sus oidos, cantando este

SONETO.

Santa amistad, que con ligeras alas,
Tu apariencia quedándose en el suelo,
Entre benditas almas en el cielo
Subiste alegre á las impireas salas.

Desde allá, cuando quieres, nos señalas
La justa paz cubierta con un velo,
Por quien á veces se trasluce el celo
De buenas obras, que á la fin son malas.

Deja el cielo, ó amistad, ó no permitas,
Que el engaño se vista tu librea,
Con que destruye á la intencion sincera:

Que si tus apariencias no le quitas,
Presto ha de verse el mundo en la pelea
De la discorde confusion primera.