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DON QUIJOTE.
hallado que le den á entender que la señora Dulcinea del Toboso ha hecho alguna niñería con moro ó cristiano?—Ahí está el punto, respondió Don Quijote, y esa es la fineza de mi negocio: que volverse loco un caballero andante con causa, ni grado ni gracias: el toque está desatinar sin ocasion, y dar á entender á mi dama que si en seco hago esto, ¿qué hiciera en mojado? Cuánto mas, que harta ocasion tengo en la larga ausencia que he hecho de la siempre señora mia Dulcinea del Toboso, que como ya oiste decir á aquel pastor de marras Ambrosio, quien está ausente, todos los males tiene y teme: así que, Sancho amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitacion: loco soy, loco he de ser hasta tanto que tú vuelvas con la respuesta de una carta que contigo pienso enviar á mi señora Dulcinea: y si fuere tal cual á mi fe se le debe, acabarse ha mi sandez y mi penitencia; y si fuere al contrario, seré loco de veras, y siéndolo, no sentiré nada: así que, de cualquiera manera que responda, saldré del conflito y trabajo en que me dejares, gozando el bien que me trujeres, por cuerdo, ó no sintiendo el mal que me aportares, por loco. Pero dime, Sancho, ¿traes bien guardado el yelmo de Mambrino? que ya ví que le alzaste del suelo cuando aquel desagradecido le quiso hacer pedazos, pero no pudo, donde se puede echar de ver la fineza de su temple. A lo cual respondió Sancho:—Vive Dios, señor caballero de la Triste Figura, que no puedo sufrir ni llevar en paciencia algunas cosas que vuestra merced dice, y que por ellas vengo á imaginar que todo cuanto me dice de caballerias, y de alcanzar reinos é imperios, de dar ínsulas, y de hacer otras mercedes y grandezas, como es uso de caballeros andantes, que todo debe de ser cosa de viento y mentira, y todo pastraña, ó patraña, ó como lo llamáremos, porque quien oyere decir á vuestra merced que una bacía de barbero es el yelmo de Mambrino, y que no salga deste error en mas de cuatro dias, ¿qué ha de pensar, sino que quien tal dice y afirma debe de tener güero el juicio? La bacia yo la llevo en el costal toda abollada, y llevóla para aderezarla en mi casa, y hacerme la barba en ella, si Dios me diere tanta gracia que algun dia me vea con mi muger y hijos.—Mira, Sancho, por el mesmo que denántes juraste te juro, dijo Don Quijote, que tienes el mas corto entendimiento que tiene ni tuvo escudero en el mundo: ¿qué es posible, que en cuanto ha que andas conmigo, no has echado de ver que todas las cosas de los caballeros andantes parecen quimeras, necedades y desatinos, y que son todas