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CAPÍTULO XX.
para la cara; mas llevase lo que llevase, que yo no me quiero meter ahora en averiguallo, solo diré que dicen que el pastor llegó con su ganado á pasar el rio Guadiana, y en aquella sazon iba crecido y casi fuera de madre, y por la parte que llegó no habia barca ni barco, ni quien le pasase á él ni á su ganado de la otra parte, de lo que se congojó mucho, porque veia que la Torralba venia ya muy cerca, y le habia de dar mucha pesadumbre con sus ruegos y lágrimas; mas tanto anduvo mirando, que vió un pescador que tenia junto á sí un barco tan pequeño, que solamente podian caber en él una persona y una cabra; y con todo esto le habló y concertó con él que le pasase á él y á trecientas cabras que llevaba. Entró el pescador en el barco, y pasó una cabra; volvió, y pasó otra; tornó á volver, y tornó á pasar otra. Tenga vuestra merced cuenta en las cabras que el pescador va pasando, porque si se pierde una de la memoria, se acabará el cuento y no será posible contar mas palabra dél. Sigo pues, y digo, que el desembarcadero de la otra parte estaba lleno de cieno y resbaloso, y tardaba el pescador mucho tiempo en ir y volver: con todo esto volvió por otra cabra, y otra, y otra.—Haz cuenta que las pasó todas, dijo Don Quijote, no andes yendo y viniendo desa manera, que no acabarás de pasarlas en un año.—¿Cuántas han pasado hasta ahora? dijo Sancho.—Yo qué diablos sé, respondió Don Quijote.—He ahí lo que yo dije, que tuviese buena cuenta; pues por Dios que se ha acabado el cuento, que no hay pasar adelante.—¿Cómo puede ser eso? respondió Don Quijote: ¿tan de esencia de la historia es saber las cabras que han pasado por estenso, que si se yerra una del número no puedes seguir adelante con la historia?—No señor, en ninguna manera, respondió Sancho; porque así como yo pregunté á vuestra merced que me dijese cuántas cabras habian pasado, y me respondió que no sabia, en aquel mesmo instante se me fué á mí de la memoria cuanto me quedaba por decir, y á fe que era de mucha virtud y contento.—¿De modo, dijo Don Quijote, que ya la historia es acabada?—Tan acabada es como mi madre, dijo Sancho.—Dígote de verdad, respondió Don Quijote, que tú has contado una de las mas nuevas consejas, cuento ó historia, que nadie pudo pensar en el mundo, y que tal modo de contarla ni dejarla jamas se podrá ver ni habrá visto en toda la vida, aunque no esperaba yo otra cosa de tu buen discurso; mas no me maravillo, pues quizá estos golpes que no cesan te deben de tener turbado el entendimiento.—Todo puede ser, respondió Sancho; mas yo sé que en lo de mi cuento no hay mas