me hubiera mandado que los entregara al fuego, en habiendo entregado su cuerpo á la tierra.—De mayor rigor y crueldad usareis vos con ellos, dijo Vivaldo, que su mesmo dueño, pues no es justo ni acertado que se cumpla la voluntad de quien lo que ordena va fuera de todo razonable discurso: y no le tuviera bueno Augusto César, si consintiera que se pusiera en ejecucion lo que el divino Mantuano dejó en su testamento mandado: así que, señor Ambrosio, ya que deis el cuerpo de vuestro amigo á la tierra, no querais dar sus escritos al olvido: que si él ordenó como agraviado, no es bien que vos cumplais como indiscreto; ántes haced, dando la vida á estos papeles, que la tenga siempre la crueldad de Marcela, para que sirva de ejemplo en los tiempos que están por venir á los vivientes, para que se aparten y huyan de caer en semejantes despeñaderos: que ya sé yo y los que aquí venimos, la historia deste vuestro enamorado y desesperado amigo, y sabemos la amistad vuestra, y la ocasion de su muerte, y lo que dejó mandado al acabar de la vida: de la cual lamentable historia se puede sacar cuánta haya sido la crueldad de Marcela, el amor de Grisóstomo, la fe de la amistad vuestra, con el paradero que tienen los que á rienda suelta corren por la senda que el desvariado amor delante de los ojos les pone: anoche supimos la muerte de Grisóstomo, y que en este lugar habia de ser enterrado, y así de curiosidad y de lástima dejamos nuestro derecho viaje, y acordamos de venir á ver con los ojos lo que tanto nos habia lastimado en oillo: y en pago desta lástima, y del deseo que en nosotros nació de remedialla, si pudiéramos, te rogamos, ó discreto Ambrosio, á lo menos yo te lo suplico de mi parte, que dejando de abrasar estos papeles, me dejes llevar algunos dellos: y sin aguardar á que el pastor respondiese, alargó la mano y tomó algunos de los que mas cerca estaban.=Viendo lo cual Ambrosio, dijo:—Por cortesía consentiré que os quedeis, señor, con los que ya habeis tomado; pero pensar que dejaré de quemar los que quedan, es pensamiento vano. Vivaldo que deseaba ver lo que los papeles decian, abrió luego el uno dellos, y vió que tenia por título: Cancion desesperada. Oyólo Ambrosio, y dijo:—Ese es el último papel que escribió el desdichado; y porque veais, señor, en el término que le tenian sus desventuras, leelde de modo que seais oido, que bien os dará lugar á ello el que se tardare en abrir la sepultura.—Eso haré yo de muy buena gana, dijo Vivaldo: y como todos los circustantes tenian el mesmo deseo, se le pusieron á la redonda, y él leyendo en voz clara, vió que así decia.
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DON QUIJOTE.