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primero padre en el paraíso terrenal, dice la divina Escritura que infundió Dios sueño en Adán, y que estando durmiendo, le sacó una costilla del lado siniestro, de la cual formó á nuestra madre Eva; y así como Adán despertó y la miró, dijo: Esta es carne de mi carne y hueso de mis huesos. Y Dios dijo: Por esta dejará el hombre á su padre y madre, y serán dos en una carne misma. Y entonces fué instituído el divino sacramento del Matrimonio, con tales lazos, que sólo la muerte puede desatarlos. Y tiene tanta fuerza y virtud este milagroso sacramento, que hace que dos diferentes personas sean una misma carne; y aún hace más en los buenos casados, que aunque tienen dos almas no tienen más de una voluntad. Y de aquí viene, que como la carne de la esposa sea una misma con la del esposo, las manchas que en ella caen, ó los defetos que se procuran, redundan en la carne del marido, aunque él no haya dado, como queda dicho, ocasión para aquel daño; porque así como el dolor del pie ó de cualquier miembro del cuerpo humano le siente todo el cuerpo por ser todo de una carne misma, y la cabeza siente el daño del tobillo, sin que ella se lo hayacausado, así el marido es participante de la deshonra de la mujer por ser una misma cosa con ella; y como las honras y deshonras del mundo sean todas y nazcan de carne y sangre, y las de la mujer mala sean deste género, es forzoso que al marido le quepa parte dellas, y sea tenido por deshonrado sin que él lo sepa. Mira pues, oh Anselmo, al peligro que te pones en querer turbar el sosiego en que tu buena esposa vive. Mira por cuán vana é impertinente curiosidad quieres re-