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si faltase y no resistiese, considera desde ahora cuál quedaría sin ella, y con cuánta razón te podrías quejar de ti mismo por haber sido causa de su perdición y la tuya. Mira que no hay joya en el mundo que tanto valga como la mujer casta y honrada, y que todo el honor de las mujeres consiste en la opinión buena que dellas se tiene:

y pues la de tu esposa es tal, que llega al estremo de bondad que sabes, ¿para qué quieres poner esta verdad en duda? Mira, amigo, que la mujer es animal imperfeto, y que no se le han de poner embarazos donde tropiece y caiga, sino quitárselos y despejalle el camino de cualquier inconveniente, para que sin pesadumbre corra ligera á alcanzar la perfeción que le falta, que consiste en el ser virtuosa. Cuentan los naturales, que el arminio es un animalejo que tiene una piel blanquísima, y que cuando quieren cazarle los cazadores, usan deste artificio: que sabiendo las partes por donde suele pasar y acudir, las atajan con lodo, y después ojeándole le encaminan hacia aquel lugar, y así como el arminio llega al lodo, se está quedo, y se deja prender y cautivar, á trueco de no pasar por el cieno y perder y ensuciar su blancura, que la estima en más que la libertad y la vida. La honesta y casta mujer es arminio, y es más que nieve blanca y limpia la virtud de la honestidad; y el que quisiere que no la pierda, antes la guarde y conserve, ha de usar de otro estilo diferente que con el arminio se tiene, porque no le han de poner delante el cieno de los regalos y servicios de los importunos amantes, porque quizá y aun sin quizá, no tiene tanta virtud y fuerza natural que pueda por sí misma atropellar y pasar por aqueÎlos embarazos; y es necesario quitárselos y po-