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hafte 118CAPITULO XII

De lo que contó un cabrero á los que estaban con don Quijote.

Estando en esto, llegó otro mozo de los que les traían del aldea el bastimento, y dijo:

—¿Sabéis lo que pasa en el lugar, compañeros?

Cómo lo podemos saber? respondió uno dellos.

—Pues sabed, prosiguió el mozo, que murió esta mañana aquel famoso pastor estudiante llamado Grisóstomo, y se murmura que ha muerto de amores de aquella endiablada moza de Marcela, la hija de Guillermo el rico, aquella que se anda en hábito de pastora por esos andurriales.

—Por Marcela, dirás, dijo uno.

—Por esa digo, respondió el cabrero; y es lo bueno que mandó en su testamento que le enterrasen en el campo como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la fuente del Alcornoque, porque según es fama y él dicen que lo dijo, aquel lugar es adonde él la vió la vez primera. Y también mandó otras cosas tales, que los abades del pueblo dicen que no se han de cumplir, ni es bien que se cumplan, porque parecen de gentiles. A todo lo cual responde aquel gran su amigo Ambrosio el estudiante, que también se vistió de pastor con él, que se ha de cumplir todo sin faltar nada, como lo dejó mandado Grisóstomo, y sobre esto anda el pueblo alborotado; mas á lo que se dice, en fin se