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si ellos faltan. No tengo más, señores, que deciros de mi historia, la cual si es agradable y peregrina, júzguenlo vuestros buenos entendimientos; que de mí sé decir que quisiera habérosla contado más brevemente, puesto que el temor de enfadaros más de cuatro circunstancias me ha quitado de la lengua.

CAPITULO XLII

Que trata de lo que más sucedió en la venta, y de otras muchas cosas dignas de saberse.

Calló en diciendo esto el cautivo, á quien don Fernando dijo:

—Por cierto, señor capitán, el modo con que habéis contado este estraño suceso ha sido tal, que iguala á la novedad y estrañeza del mismo caso:

todo es peregrino y raro, y lleno de accidentes que maravillan y suspenden á quien los oye; y es de tal manera el gusto que hemos recebido en escuchalle, que aunque nos hallara el día de mañana entretenidos en el mismo cuento, holgáramos que de nuevo se comenzara.

Y en diciendo esto, don Antonio y todos los demás se le ofrecieron con todo lo á ellos posible para servirle, con palabras y razones tan amorosas y tan verdaderas, que el capitán se tuvo por bien satisfecho de sus voluntades: especialmente le ofreció don Fernando que si quería volverse con él, que él haría que el marqués su hermano fuese padrino del bautismo de Zoraida, y que él por su parte le acomodaría de manera, que pudiese entrar en su tierra con el autoridad y có-