Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo II (1908).pdf/76

Esta página no ha sido corregida
— 72 —

para encarecella y decirte la verdad se parece á ti mucho. Desto se rió mucho de veras su padre, y dijo: Gualá, cristiano, que debe ser muy hermosa si se parece á mi hija, que es la más hermosa de todo este reino; si no mírala bien, y verás como te digo verdad. Servíanos de intérprete á las más destas palabras y razones el padre de Zoraida, como más ladino, que aunque ella hablaba la bastarda lengua, que como he dicho allí se usa, más declaraba su intención por señas que por palabras. Estando en estas y otras muchas razones, llegó un moro corriendo, y dijo á grandes voces que por las bardas ó paredes del jardín habían saltado cuatro turcos, y andaban cogiendo la fruta, aunque no estaba madura. Sobresaltóse el viejo, y lo mismo hizo Zoraida, porque es común y casi natural el miedo que los moros á los turcos tienen, especialmente á los soldados, los cuales son tan insolentes, y tienen tanto imperio sobre los moros que á ellos están sujetos, que los tratan peor que si fuesen esclavos suyos.

Digo pues, que dijo su padre á Zoraida: Hija, retírate á la casa, y enciérrate en tanto que yo voy á hablar á estos canes; y tú cristiano, busca tus yerbas, y vete en buen hora, y llévete Alá con bien á tu tierra. Yo me incliné, y él se fué á buscar á los turcos, dejándome solo con Zoraida, que comenzó á dar muestras de irse donde su padre le había mandado; pero apenas él se encubrió por los árboles del jardín, cuando ella volviéndose á mí llenos los ojos de lágrimas me dijo: «¿ Amejí», cristiano, «amejí»? que quiere decir: ¿vaste, cristiano, vaste? Yo la respondí:

Señora, sí, pero no en ninguna manera sin ti: el primer jumá me aguarda, y no te sobresaltes cuan-