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primero que el valor faltó la vida en los cansados brazos, que muriendo, con ser vencidos llevan la vitoria:

y esta vuestra mortal triste caída, entre el muro y el hierro os va adquiriendo fama que el mundo os da, y el cielo gloria.

—Desa misma manera lo sé yo, dijo el cautivo.

—Pues el del fuerte, si mal no me acuerdo, dijo el caballero, dice así:

SONETO

De entre esta tierra estéril derribada, destos terrones por el suelo echados, las almas santas de tres mil soldados subieron vivas á mejor morada; siendo primero en vano ejercitada la fuerza de sus brazos esforzados, hasta que al fin, de pocos y cansados, dieron la vida al filo de la espada.

Y este es el suelo, que continuo ha sido de mil memorias lamentables lleno en los pasados siglos y presentes; mas no más justas de su duro seno habrán al claro cielo almas subido, ni aun él sostuvo cuerpos tan valientes.

No parecieron mal los sonetos, y el cautivo se alegró con las nuevas que de su camarada le dieron, y prosiguiendo su cuento dijo:

—Rendidos pues la Goleta y el fuerte, los turcos dieron orden de desmantelar la Goleta, porque el fuerte quedó tal, que no hubo que poner