Con esto dejaron la ermita y picaron hacia la venta, y á poco trecho toparon un mancebito, que delante dellos iba caminando no con mucha priesa, y así le alcanzaron. Llevaba la espada sobre el hombro, y en ella puesto un bulto ó envoltorio al parecer de sus vestidos, que al parecer debían de ser los calzones ó gregüescos y herreruelo, y alguna camisa, porque traía puesta una ropilla de terciopelo con algunas vislumbres de raso, y la camisa de fuera; las medias eran de seda, y los zapatos cuadrados á uso de corte: la edad llegaría á diez y ocho ó diez y nueve años, alegre de rostro, y al parecer ágil de su persona:
iba cantando seguidillas para entretener el trabajo del camino. Cuando llegaron á él acababa de cantar una, que el primo tomó de memoria, que dicen que decía:
A la guerra me lleva mi necesidad:
si tuviera dineros no fuera en verdad.
El primero que le habló fué don Quijote, diciéndole:
—Muy á la ligera camina vuesa merced, señor galán: ¿y adonde bueno? sepamos, si es que gusta decirlo. A lo que el mozo respondió:
—El caminar tan á la ligera lo causa el calor y la pobreza, y el adónde voy es á la guerra.
—Cómo la pobreza? preguntó don Quijote; que por el calor bien puede ser,