Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo II (1908).pdf/451

Esta página no ha sido corregida
— 447 —

cer indubitablemente que su señor estaba fuera de juicio y loco de todo punto, y así dijo:

—En mala coyuntura y en peor sazón y en aciago día bajó vuesa merced, caro patrón mío, al otro mundo, y en mal punto se encontró con el señor Montesinos, que tal nos le ha vuelto. Bien se estaba vuesa merced acá arriba con su entero juicio, tal cual Dios se le había dado, hablando sentencias y dando consejos á cada paso, y no ahora contando los mayores disparates que pueden imaginarse.

—Como te conozco, Sancho, no hago caso de tus palabras.

—Ni yo tampoco de las de vuesa merced, re plicó Sancho, siquiera me hiera, siquiera me mate por las que le he dicho ó por las que le pienso decir, si en las suyas no se corrige ó enmienda.

Pero dígame vuesa merced ahora que estamos en paz, ¿cómo ó en qué conoció á la señora nuestra ama? y si la habló, ¿qué dijo y qué le respondió?

Conocíla, respondió don Quijote, en que trae los mesmos vestidos que traía cuando tú me la mostrastes. Habléla, pero no me respondió palabra, antes me volvió las espaldas y se fué huyendo con tanta priesa que no la alcanzara una jara. Quise seguirla, y lo hiciera si no me aconsejara Montesinos que no me cansase en ello, porque sería en balde, y más porque se llegaba la hora donde me convenía volver á salir de la sima. Díjome asimesmo que andando el tiempo se me daría aviso cómo habían de ser desencantados él y Belerma y Durandarte con todos los que allí estaban; pero lo que más pena me dió de las que allí ví y noté, fué que estándome diciendo Montesinos es-