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<—436de sus alforjas, y sentados todos tres en buen humor y compaña, merendaron y cenaron todo junto. Levantada la arpillera, dijo don Quijote de la Mancha:

—No se levante nadie, y estadme, hijos, todos atentos.

CAPITULO XXIII

De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa.

Las cuatro de la tarde serían cuando el sol entre nubes cubierto, con luz escasa y templados rayos dió lugar á don Quijote para que sin calor y pesadumbre contase á sus dos clarísimos oyentes lo que en la cueva de Montesinos había visto, y comenzó en el modo siguiente:

—A obra de doce ó catorce estados de la profundidad desta mazmorra, á la derecha mano se hace una concavidad y espacio capaz de poder caber en ella un gran carro con sus mulas. Entrale