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1 CAPITULO XXII

Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que está en el corazón de la Mancha, á quien dió felice cima el valeroso don Quijote de la Mancha.

Grandes fueron y muchos los regalos que los desposados hicieron á don Quijote, obligados de las muestras que había dado defendiendo su causa, y al par de la valentía le graduaron la discreción, teniéndole por un Cid en las armas y por un Cicerón en la elocuencia. El buen Sancho se refociló tres días á costa de los novios, de los cuales se supo que no fué traza comunicada con la hermosa Quiteria el herirse fingidamente, sino industria de Basilio, esperando della el mismo suceso que se había visto: bien es verdad que confesó que había dado parte de su pensamiento á algunos de sus amigos para que al tiempo necesario favoreciesen su intención y abonasen su engaño.