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estudiante, vos lleváredes el primero en licencias, como llevasteis cola.

—Mirad, bachiller, respondió el licenciado, vos estais en la más errada opinión del mundo acerca de la destreza de la espada teniéndola por vana.

—Para mí no es opinión, sino verdad asentada, replicó Corchuelo; y si quereis que os lo muestre con la experiencia, espadas traeis, comodidad hay, yo pulsos y fuerzas tengo, que acompañadas de mi ánimo, que no es poco, os harán confesar que yo no me engaño. Apeaos, y usad de vuestro compás de pies, de vuestros círculos y vuestros ángulos y ciencia, que yo espero de haceros ver estrellas á mediodía con mi destreza moderna y zafia, en quien espero después de Dios que está por nacer hombre que me haga volver las espaldas, y que no le hay en el mundo á quien yo no le haga perder tierra.

—En eso de volver ó no las espaldas no me me'to, replicó el diestro, aunque podría ser que en la parte donde la vez primera clavásedes el pie, allí os abriesen la sepultura; quiero decir, que allí quedásedes muerto por la despreciada destreza.

—Ahora se verá, respondió Corchuelo, y apeándose con gran presteza de su jumento, tiró con furia de una de las espadas que llevaba el licenciado en el suyo. No ha de ser así, dijo á este instante don Quijote, que yo quiero ser el maestro desta esgrima, y el juez desta muchas veces no averiguada cuestión; y apeándose de Rocinante, y asiendo de su lanza se puso en la mitad del camino á tiempo que ya el licenciado con gentil donaire de cuerpo y compás de pies se iba contra DON QUIJOTE .—26 TOMO II

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