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los que lo son de entendimiento corre más este engaño.

De nuevo se admiraron padre y hijo de las entremetidas razones de don Quijote, ya discretas y ya disparatadas, y del tema y tesón que llevaba de acudir de todo en todo á la busca de sus desventuradas aventuras, que las tenía por fin y blanco de sus deseos. Reiterándose los ofrecimientos y comedimientos, y con la buena licencia de la señora del castillo, don Quijote y Sancho sobre Rocinante y el rucio se partieron.

CAPITULO XIX

Donde se cuenta la aventura del pastor enamorado, con otros en verdad graciosos sucesos.

Poco trecho se había alongado don Quijote del lugar de don Diego, cuando se encontró con dos como elérigos ó como estudiantes, y con dos labradores, que sobre cuatro bestias asnales venían caballero El uno de los estudiantes traía como un portamanteo, en un lienzo de bocací verde, envuelto al parecer un poco de grana blanca