Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo II (1908).pdf/39

Esta página no ha sido corregida
— 35 —

bras de los ricos, que es la mayor miseria del estudiante esto que entre ellos llaman «andar á la sopa,» y no les falta algún ajeno brasero ó chimenea, que si no calienta, á lo menos entibie su frío, y en fin la noche duermen muy bien debajo de cubierta. No quiero llegar á otras menudencias, conviene á saber, de la falta de camisas y no sobra de zapatos, la raridad y poco pelo del vestido, ni aquél ahitarse con tanto gusto, cuando la buena suerte les depara algún banquete.

Por este camino que he pintado, áspero y dificultoso, tropezando aquí, cayendo allí, levantándose acullá, tornando á caer acá, llegan al grado que desean, el cual alcanzado, á muchos hemos visto que habiendo pasado por estas Sirtes y por estas Scilas y Caribdis, como llevados en vuelo de la favorable fortuna, digo que los hemos visto mandar y gobernar el mundo desde una silla, trocada su hambre en hartura, su frío en refrigerio, su desnudez en galas, y su dormir en una estera, en reposar en holandas y damascos, premio justamente merecido de su virtud; pero contrapuestos y comparados sus trabajos con los del milite guerrero, se quedan muy atrás en todo, como ahora diré.

CAPITULO XXXVIII

Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote, de las armas y de las letras.

Prosiguiendo don Quijote, dijo:

—Pues comenzamos en el estudiante por la pobreza y sus partes, veamos si es más rico el