» —Poeta bien podrá ser, respondió don Lorenzo, pero grande, ni por pensamiento: verdad es que yo soy un tanto aficionado á la poesía y á leer los buenos poetas; pero no de manera que se me pueda dar el nombre de grande que mi padre dice.
1 —No me parece mal esa humildad, respondió don Quijote, porque no hay poeta que no sea arrogante, y piense de sí que es el mayor poeta del mundo.
—No hay regla sin excepción, respondió don Lorenzo, y alguno habrá que lo sea y no lo piense.
—Pocos, respondió don Quijote; pero dígame vuesa merced, ¿qué versos son los que agora trae entre manos, que me ha dicho el señor su padre que le traen algo inquieto y pensativo? Y si es alguna glosa, á mí se me entiende algo de achaque de glosas, y holgaría saberlos; y si es que son de justa literaria, procure vuesa merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor ó la gran calidad de la persona; el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero, viene á ser segundo, y el primero á esta cuenta será el tercero, á modo de licencias que se dan en las universidades; pero con todo esto, gran personaje es el nombre de primero.
—Hasta ahora dijo entre sí don Lorenzo, no os podré yo juzgar por loco, vamos adelante, y díjole: Paréceme que vuesa merced ha cursado las escuelas: ¿qué ciencias ha oído?
—La de la caballería andante, respondió don Quijote, que es tan buena como la de la poesia, y aún dos deditos más.
DON QUIJOTE .—25 TOMO II
VOL . 316