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diese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase el poeta alemán porque escribía en su lengua, ni el castellano, ni aun el vizcaíno que escribe en la suya. Pero vuestro hijo á lo que yo, señor, imagino, no debe de estar mal con la poesía de romance, sino con los poetas que son meros romancistas, sin saber otras lenguas ni otras ciencias que adornen y despierten y ayuden á su natural impulso; y aun en esto puede haber yerro, porque según es opinión verdadera, el poeta nace :

quieren decir, que del vientre de su madre el poeta natural sale poeta; y con aquella inclinación que le dió el cielo, sin más estudio ni artificio compone cosas que hace verdadero al que dijo:

Est Deus in nobis, etc. También digo, que el natural poeta que se ayudare del arte será mucho mejor, y se aventajará al poeta que sólo por saber el arte quisiere serlo. La razón es, porque el arte no se aventaja á la naturaleza, sino perfecciónala; así que mezcladas la naturaleza y el arte, y el arte con la naturaleza, sacarán un perfectísimo poeta. Sea pues la conclusión de mi plática, señor hidalgo, que vuesa merced deje caminar á su hijo por donde su estrella le llama, que siendo él tan buen estudiante como debe ser, y habiendo ya subido felicemente el primer escalón de las ciencias, que es el de las lenguas, con ellas por sí mismo subirá á la cumbre de las letras humanas, las cuales tan bien parecen en un caballero de capa y espada, y así le adornan, honran y engrandecen como las mitras á los obispos, ó como las garnachas á los peritos jurisconsultos. Riña vuesa merced á su hijo si hiciere sátiras que perjudique las honras ajenas, y eastíguele y rómpaselas; pero si hiciere sermones al modo de Horacio, donde reprenda los vicios