Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo II (1908).pdf/361

Esta página no ha sido corregida
— 357 —

L — 357llero de los Espejos era el bachiller Carrasco, y su escudero Tomé Čecial tu compadre?

—No sé qué me diga á eso, respondió Sancho; sólo sé que las señas que me dió de mi casa, mujer é hijos no me las podría dar otro que él mismo, y la cara, quitadas las narices, era la misma de Tomé Cecial, como yo se la he visto muchas veces en mi pueblo y pared en medio de mi misma casa, y el tono de la habla era todo uno.

Estemos á razón, Sancho, replicó don Quijote: ven acá, ¿en qué consideración puede caber que el bachiller Sansón Carrasco viniese como caballero andante, armado de armas ofensivas y defensivas á pelear conmigo? ¿ He sido yo su enemigo por ventura? ¿He dado yo jamás ocasión para tenerme ojeriza? Soy yo su rival, ó hace él profesión de las armas, para tener envidia á la fama que yo por ellas he ganado?

—¿Pues qué diremos, señor, respondió Sancho, á esto de parecerse tanto aquel caballero, sea el que fuere, al bachiller Carrasco, y su escudero á Tomé Cecial mi compadre? Y si ello es encantamento, como vuesa merced ha dicho, ¿no había en el mundo otros dos á quien se parecieran?

—Todo es artificio y traza, respondió don Quijote, de los malignos magos que me persiguen, los cuales, anteviendo que yo había de quedar vencedor en la contienda, se previnieron de que el caballero vencido mostrase el rostro de mi amigo el bachiller, porque la amistad que le tengo se pusiese entre los filos de mi espada y el rigor de mi brazo, y templase la justa ira de mi corazón, y desta manera quedase con vida el que con embelecos y falsías procuraba quitarme la mía. Para prueba de lo cual ya sabes, oh Sancho, por expe-