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CAPITULO XV

Donde se cuenta y da noticia de quién era el caballero de los Espejos y su escudero.

En extremo contento, ufano y vanaglorioso iba don Quijote por haber alcanzado vitoria de tan valiente caballero como él se imaginaba que era el de los Espejos, de cuya caballeresca palabra esperaba saber si el encantamento de su señora pasaba adelante, pues era forzoso que el tal vencido caballero volviese, so pena de no serlo, á darle razón de lo que con ella le hubiese sucedido. Pero uno pensaba don Quijote, y otro el de los Espejos, puesto que por entonces no era otro su pensamiento, sino buscar donde bizmarse, como se ha dicho. Dice pues, la historia, que cuando el bachiller Sansón Carrasco aconsejó á don Quijote que volviese á proseguir sus dejadas caballerías, fué por haber entrado primero en bureo con el cura y el barbero sobre qué medio se podría tomar para reducir á don Quijote á que se estuviese en su casa quieto y sosegado, sin que le alborotasen sus mal buscadas aventuturas, de cuyo consejo salió por voto común de todos, y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir á don Quijote, pues el detenerle parecía imposible, y que Sansón le saliese al camino como caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaría sobre qué, y le venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el nON QUIJOTE .—23 TCMO II

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