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el segundo dijo que más sabía á cordobán. El dueño dijo que la cuba estaba limpia, y que el tal vino no tenía adobo alguno por donde hubiese tomado sabor de hierro ni de cordobán. Con todo eso los dos famosos mojones se afirmaron en lo que habían dicho. Anduvo el tiempo, vendióse el vino, y al limpiar de la cuba hallaron en ella una llave pequeña pendiente de una correa de cordobán:

porque vea vuesa merced si quien viene desta ralea podrá dar su parecer en semejantes causas.

—Por eso digo, dijo el del Bosque, que nos dejemos de andar buscando aventuras, y pues tenemos hogazas no busquemos tortas, y volvámonos á nuestras chozas, que allí nos hallará Dios si él quiere. Hasta que mi amo llegue á aragoza le serviré, que después todos nos entenderemos.

Finalmente, tanto hablaron y tanto bebieronlos dos buenos escuderos, que tuvo necesidad el sueño de atarles las lenguas y templarles la sed, que quitársela fuera imposible; y así asidos entrambos de la ya casi vacia bota, con los bocados á medio masear en la boca, se quedaron dormidos, donde los dejaremos por ahora por contar lo que el caballero del Bosque pasó con el de la Triste Figura.

CAPITULO XIV

Donde se prosigue la aventura del caballero del Bosque.

Entre muchas razones que pasaron don Quijote y el caballero de la Selva, dice la historia que el del Bosque dijo á don Quijote :

—Finalmente, señor caballero, quiero que se-