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<—330señor, á lo menos ahí está ese mío, que es tan grande como su padre, y no se probará que haya desplegado el labio donde yo hablo.

—Pues á fe, dijo Sancho, que he hablado yo y puedo hablar delante de otro tan, y aun..quédese aquí, que es peor meneallo.

El escudero del Bosque asió por el brazo á Sancho, diciéndole :

—Vámonos los dos donde podamos hablar escuderilmente todo cuanto quisiéremos, y dejemos á estos señores amos nuestros que se den de las astas contándose las historias de sus amores, que á buen seguro que les ha de coger el día en ellas, y no las han de haber acabado.

—Sea en buen hora, dijo Sancho, y yo le diré á vuesa merced quién soy, para que vea si puedo entrar en docena con los más hablantes escuderos.

Con esto se apartaron los dos escuderos, entre los cuales pasó un tan gracioso coloquio, como fué grave el que pasó entre sus señores.

CAPITULO XIII

Donde se prosigue la aventura del caballero del Bosque con el discreto, nuevo y suave coloquio que pasó entre los dos escuderos.

Divididos estaban caballeros y escuderos, éstos, contándose sus vidas y aquéllos sus amores, pero la historia cuenta primero el razonamiento de los mozos, y luego prosigue el de los amos: