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yo acabaré con mi asno que ponga su ofensa en las manos de mi voluntad, la cual es vivir pacíficamente los días que los cielos me dieren de vida.

—Pues esa es tu determinación, replicó don Quijote, Sancho bueno, Sancho discreto, Sancho cristiano, y Sancho sincero, dejemos estas fantasmas y volvamos á buscar mejores y más calificadas aventuras, que yo veo esta tierra de talle que no han de faltar en ella muchas y muy milagrosas.

Volvió las riendas luego, Sancho fué á tomar su rucio, la muerte con todo su escuadrón volante volvieron á su carreta y prosiguieron su viaje, y este felice fin tuvo la temerosa aventura de la carreta de la muerte: gracias sean dadas al saludable consejo que Sancho Panza dió á su amo, al cual el día siguiente le sucedió otra con un enamorado y andante caballero, de no menos suspensión que la pasada.

CAPITULO XII

De la estraña aventura que le sucedió al valeroso don Quijote con el bravo caballero de los Espejos.

La noche que siguió al día del rencuentro de la muerte la pasaron don Quijote y su escudero debajo de unos altos y sombrosos árboles, habiendo á persuasión de Sancho comido don Quijote de lo que venía en el repuesto del rucio, y entre la cena dijo Sancho á su señor:

DON QUIJOTE ,—21 TOMO II

VOL . 316