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por ventura? Ni yo ni mi amo la habemos visto jamás. ¿Y paréceos que fuera acertado y bien hecho que si los del Toboso supiesen que estáis vos aquí con intención de ir á sonsacarles sus princesas, y á desasosegarles sus damas, viniesen y os moliesen las costillas á puros palos, y no os dejasen hueso sano? En verdad que tendrían mucha razón cuando no considerasen que soy mandado, y que mensajero sois, amigo, no merecéis culpa, non. No os fiéis en eso, Sancho, porque la gente manchega es tan colérica como honrada, y no consiente cosquillas de nadie. Vive Dios, que si os huele, que os mando mala ventura. Oxte, puto, allá darás, rayo: no sino ándeme yo buscando tres pies al gato ajeno, y más que así será buscar á Dulcinea por el Toboso como á Marica por Rávena, ó al bachiller en Salamanca: el diablo, el diablo me ha metido á mí en esto, que otro no. Este soliloquio pasó consigo Sancho, y lo que sacó dél fué que volvió á decirse: Ahora bien, todas las cosas tienen remedio si no es la muerte, debajo de cuyo yugo hemos de pasar todos, mal que nos pese, al acabar de la vida.

Este mi amo por mil señales he visto que es un loco de atar, y aun también yo no le quedo en zaga, pues soy más mentecato que él, pues le sigo y le sirvo, si es verdadero el refrán que dice: Dime con quién andas, decirte he quién eres, y el otro de no con quien naces, sino con quien paces. Siendo pues loco, como lo es, y de locura que las más veces toma unas cosas por otras, y juzga lo blanco por negro y lo negro por blanco, como se pareció cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes, y las mulas de los religiosos dromedarios, y las manadas de carneros ejércitos de enemigos, y otras DON QUIJOTE .—20 TOMO I VOL . 316