Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo II (1908).pdf/306

Esta página no ha sido corregida
— 302 —

Sancho volvía á la ciudad á hablar á Dulcinea, en cuya embajada le sucedieron cosas que piden nueva atención y nuevo crédito.

1 CAPITULO X Donde se cuenta la industria que Sancho tuvo para encantar á la señora Dulcinea, y de otros sucesos tan ridiculos como verdaderos.

Llegando el autor desta grande historia á contar lo que en este capítulo cuenta, dice que quisiera pasarle en silencio, temeroso de que no había de ser creído, porque las locuras de don Quijote llegaron aquí al término y raya de las mayores que pueden imaginarse, y aun pasaron dos tiros de ballesta más allá de las mayores. Finalmente, aunque con este medio y recelo, las escribió de la misma manera que él las hizo, sin añadir ni quitar á la historia un átomo de la verdad, sin dársele nada por las objeciones que podían ponerle de mentiroso y tuvo razón, porque la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua; y así prosiguiendo su historia dice, que así como don Quijote se emboscó en la floresta, encinar ó selva junto al gran Toboso, mandó á Sancho volver á la ciudad, y que no volviese á su presencia sin haber primero hablado de su parte á su señora, pidiéndola fuese servida de dejarse ver de su cautivo caballero, se dignase de echarle su bendición para que pudiese esperar por ella felicísimos sucesos de todos sus acometimien-