Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo II (1908).pdf/267

Esta página no ha sido corregida
— 263 —

to, no hay mujer que crea que para ella se hicieron los metros.

Quedaron en esto y en que la partida sería de allí á ocho días. Encargó don Quijote al bachiller la tuviese secreta, especialmente al cura y á maese Nicolás y á su sobrina y al ama, porque no estorbasen su honrada y valerosa determinación. Todo lo prometió Carrasco: con esto se despidió encargando á don Quijote que de todos sus buenos ó malos sucesos le avisase, habiendo comodidad; y así se despidieron, y Sancho fué á poner en orden lo necesario para su jornada.

CAPITULO V De la discreta y graciosa plática que pasó entre Sancho Panza y su mujer Teresa Panza, y otros sucesos dignos de felice recordación.

Llegando á escribir el traductor desta historia este quinto capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho Panza con otro estilo del que se podía prometer de su corto ingenio, y dice cosas tan sutiles, que no tiene por posible que él las supiese; pero que no quiso dejar de traducirlo por cumplir con lo que á su oficio debía, y así prosiguió diciendo:

Llegó Sancho á su casa tan regocijado y alegre, que su mujer conoció su alegría á tiro de ballesta, tanto que la obligó á preguntarle:

—¿Qué traéis, Sancho amigo, que tan alegre venís? A lo que él respondió: