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<—260No había bien acabado de decir estas razones Sancho, cuando llegaron á sus oídos relinchos de Rocinante, los cuales relinchos tomó don Quijote por felicísimo agüero, y determinó de hacer de alli á tres ó cuatro días otra salida; y declarando su intento al bachiller, le pidió consejo por qué parte comenzaría su jornada, el cual le respondió que era su parecer que fuese al reino de Aragón, y á la ciudad de Zaragoza, adonde de allí á pocos días se habían de hacer unas solenísimas justas por la fiesta de San Jorge, en las cuales podría ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que sería ganarla sobre todos los del mundo. Alabóle ser honradísima y valentísima su determinación, y advirtióle que anduviese más atentado en acometer los peligros, á causa que su vida no era suya, sino de todos aquellos que le habían de menester para que los amparase y socorriese en sus desventuras.

—Deso es lo que yo reniego, señor Sansón, dijo & este punto Sancho, que así acomete mi señor á cien hombres armados como un muchacho goloso á media docena de badeas. Cuerpo del mundo, señor bachiller: sí, que tiempos hay de acometer, y tiempos de retirar, y no ha de ser todo Santiago y cierra España y más que yo he oído decir, y creo que á mi señor mismo, si mal no me acuerdo, que entre los extremos de cobarde y temerario, está el medio de la valentía; y si esto es así, no quiero que huya sin tener para qué, ni que acometa cuando la demasía pide otra cosa; pero sobre todo aviso á mi señor, que si me ha de llevar consigo ha de ser con condición que él se lo ha de batallar todo, y que yo no he de estar obligado á otra cosa que á mirar por su persona en lo que tocare á su limpieza y á su regalo, que en esto yo le bailaré el agua de-