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«—21el cuento más tiempo: tanta era la gracia con que Dorotea contaba sus desventuras. Y así como hubo acabado, dijo don Fernando lo que en la ciudad le había acontecido después que halló el papel en el seno de Luscinda, donde declaraba ser esposa de Cardenio y no poderlo ser suya. Dijo que la quiso matar, y lo hiciera, si de sus padres no fuera impedido, y que así se salió de su casa despechado y corrido, con determinación de vengarse con más comodidad; y que otro día supo como Luscinda había faltado de casa de sus padres, sin que nadie supiese decir dónde se había ido; y que en resolución al cabo de algunos meses vino á saber como estaba en un monasterio con voluntad de quedarse en él toda la vida, si no la pudiese pasar con Cardenio, y que así como lo supo, escogiendo para su compañía aquellos tres caballeros, vino al lugar donde estaba, á la cual no había querido hablar, temeroso que en sabiendo que él estaba allí, había de haber más guarda en el monasterio; y así aguardando un día á que la portería estuviere abierta, dejó á los dos á la guarda de la puerta, y él con otro habían entrado en el monasterio buscando á Luscinda, la cual hallaron en el claustro hablando con una monja y arrebatándola, sin darle lugar á otra cosa, se habían venido con ella á un lugar donde se acomodaron de aquello que hubieron menester para traella :

todo lo cual habían podido hacer bien á su salvo, por estar el monasterio en el campo buen trecho fuera del pueblo. Dijo que así como Luscinda se vió en su poder, perdió todos los sentidos y que después de vuelta en sí, no había hecho otra cosa sino llorar y suspirar sin hablar palabra alguna; y que así acompañados de silencio y de lágrimas