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puede anublar á la nobleza, pero no escurecerla del todo; pero como la virtud dé alguna cosa de sí, aunque sea por los inconvenientes y resquicios de la estrecheza, viene á ser estimada de los altos y nobles espíritus; y por el consiguiente favorecida; y no le digas más, ni yo quiero decirte más á tí, sino advertirte, que consideres que esta segunda parte de Don Quijote que te ofrezco es cortada del mismo artífice y del mismo paño que la primera, y que en ella te doy á Don Quijote dilatado, y finalmente muerto y sepultado, porque ninguno se atreva á levantarme nuevos testimonios, pues bastan los pasados, y basta también que un hombre honrado haya dado noticia destas discretas locuras, sin querer de nuevo entrar en ellas que la abundancia de las cosas, aunque sean buenas hace que no se estimen, y la carestía (aun de las malas) se estima en algo. Olvídaseme de decirte, que esperes el Persiles que ya estoy acabando, y la segunda parte de Galatea.