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por las órdenes que recebí, que no me acuerdo haberla visto; mas puesto que conceda que está allí, no por eso me obligo á creer las historias de tantos Amadises, ni las de tanta turbamulta de caballeros como por ahí nos cuentan, ni es razón que un hombre como vuestra merced, tan honrado y de tan buenas partes, y dotado de tan buen entendimiento, se dé á entender que son verdaderas tantas y tan estrañas locuras como las que están escritas en los disparatados libros de caballerías.

CAPITULO L De las discretas altercaciones que don Quijote y el canónigo tuvieron, con otros sucesos.

Bueno está eso, respondió don Quijote: los libros que están impresos con licencia de los reyes, y con aprobación de aquellos á quienes se remitieron, y que con gusto general son leídos, y celebrados de los grandes y de los chicos, de los pobres y de los ricos, de los letrados é ignorantes, de los plebeyos y caballeros, finalmente de todo género de personas de cualquier estado y condición que sean, ¿había de ser mentira, y más llevando tanta apariencia de verdad, pues nos cuentan el padre, la madre, la patria, los parientes, la edad, el lugar y las hazañas, punto por punto y día por día, que el caballero hizo, ó caballeros hicieron? Calle vues-