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136qué llevar aquel negocio adelante, pues aunque le prendiesen y llevasen, luego le habían de dejar por loco; á lo que respondió el del mandamiento, que á él no tocaba juzgar de la locura de don Quijote sino hacer lo que por su mayor le era mandado, y que una vez preso, siquiera le soltasen trecientas.

—Con todo eso, dijo el cura, por esta vez no le habéis de llevar, ni aun él dejará llevarse, á lo que yo entiendo.

En efeto, tanto les supo el cura decir, y tantas locuras supo don Quijote hacer, que más locos fueran que no él los cuadrilleros, si no conocieran la falta de don Quijote; y así tuvieron por bien de apaciguarse y aun de ser medianeros de hacer las paces entre el barbero y Sancho Panza, que todavía asistían con gran rancor á su pendencia.

Finalmente, ellos como miembros de justicia mediaron la causa y fueron árbitros della, de tal modo que ambas partes quedaron, si no del todo contentas, á lo menos en algo satisfechas, porque se trocaron las albardas, y no las cinchas y jáquimas; y en lo que tocaba á lo del yelmo de Mambrino, el cura á so capa y sin que don Quijote lo entendiese, le dió por la bacía ocho reales, y el barbero le hizo una cédula de recibo, y de no llamarse á engaño por entonces ni por siempre jamás amén. Sosegadas pues estas dos pendencias, qué eran las más principales y de más tomo, restaba que los criados de don Luis se contentasen de volver los tres, y que el uno quedase para acompañarle donde don Fernando le quería llevar; como ya la buena suerte y mejor fortuna había comenzado á romper lanzas, y facilitar dificultades en favor de los amantes de la venta y de los