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M 133haber entreoído la calidad de los que con ellos se habían combatido, y se retiraron de la pendencia por parecerles que de cualquiera manera que sucediese, habían de llevar lo peor de la batalla; pero á uno dellos, que fué el que fué molido y pateado por don Fernando, le vino á la memoria que entre algunos mandamientos que traía para prender algunos delincuentes, traía uno contra don Quijote, á quien la Santa Hermandad había mandado prender por la libertad que dió á los galeotes, y como Sancho, con mucha razón había temido. Imaginando pues esto, quiso certificarse si las señas que de don Quijote traía venían bien, y sacando del seno un pergamino, topó con el que buscaba, y poniéndosele á leer de espacio, porque no era buen lector, á cada palabra que leía ponía los ojos en don Quijote, y iba cotejando las señas del mandamiento con el rostro de don Quijote, y halló que sin duda alguna era el que el mandamiento rezaba. Y apenas se hubo certificado, cuando recogiendo su pergamino, en la izquierda tomó el mandamiento, y con la derecha asió á don Quijote del cuello fuertemente, que no le dejaba alentar, y á grandes voces decía: Favor á la Santa Hermandad; y para que se vea que lo pido de veras, léase este mandamiento, donde se contiene que se prenda á este salteador de caminos. Tomó el mandamiento el cura, y vió como era verdad cuanto el cuadrillero decía, y como convenía con las señas con don Quijote, el cual viéndose tratar mal de aquel villano malandrín, puesta la cólera en su punto, y crujiéndole los huesos de su cuerpo, como mejor pudo él asió al cuadrillero con entrambas manos de la garganta, que á no ser socorrido de sus compañeros allí dejara la vida