Página:El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha - Tomo II (1908).pdf/121

Esta página no ha sido corregida
— 117 —

esperar otra cosa de la pena con que queda por vuestra ausencia.

—Pues cómo supo mi padre, dijo don Luís, que yo venía este camino y en este traje?

—Un estudiante, respondió el criado, á quien disteis cuenta de vuestros pensamientos, fué el que le descubrió, movido á lástima de las que vió, hacia vuestro padre al punto que os echó de menos; y así despachó á cuatro de sus criados en vuestra busca, y todos estamos aquí á vuestro servicio, más contentos de lo que imaginar se puede, por el buen despacho con que tornaremos llevándoos á los ojos que tanto os quieren.

—Eso será como yo quisiere ó como el cielo ordenare, respondió don Luís.

—¿Qué habéis de querer, ó qué ha de ordenar el cielo fuera de consentir en volveros? porque no ha de ser posible otra cosa.

Todas estas razones que entre los dos que pasaban, oyó el mozo de mulas junto á quien don Luís estaba, y levantándose de allí, fué á decir lo que pasaba á don Fernando y Cardenio y á los demás, que ya vestido se habían, á los cuales dijo como aquel hombre llamaba de don á aquel muchacho, y las razones que pasaban, y como le quería volver á casa de su padre, y el mozo no quería. Y con esto, y con lo que dél sabían de la buena voz que el cielo le había dado, vinieron todos en gran deseo de saber más particularmente quién era, y aun de ayudarle, si alguna fuerza le quisiesen hacer; y así se fueron hacia la parte donde aún estaba hablando y porfiando con su criado. Salió en esto Dorotea de su aposento, y tras ella doña Clara toda turbada, y llamando Dorotea á Cardenio apar—te, le contó en breves razones la historia del imú-