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365 —Señor, el libro en toscano se llama Le bagatelle.

Y qué responde Le bagatelle en nuestro castellano? preguntó don Quijote.

—Le bagatelle, dijo el autor, es como si en castellano dijésemos los juguetes; y aunque este libro es en el nombre humilde, contiene y encierra en sí cosas muy buenas y sustanciales.

—Yo, dijo don Quijote, sé algún tanto del toscano, y me precio de cantar algunas estancias del Ariosto. Pero dígame vuesa merced, señor mío (y no digo esto porque quiero examinar el ingenio de vuesa merced, sino por curiosidad no más), ¿ha hallado en su escritura alguna vez nombrar pignata?

—Sí, muchas veces, respondió el autor..

—¿Y cómo la traduce vuesa merced en tellano? preguntó don Quijote.

—¿Cómo la había de traducir, replicó el autorsino diciendo olla?

— Cuerpo de tal, dijo don Quijote, y qué adelante está vuesa merced en el toscano idioma ! Yo apostaré una buena apuesta que adonde diga en el toscano piace, dice vuesa merced en el castellano place, y adonde diga piú, dice más, y el su declara con arriba, y el giú con abajo.

—Sí, declaro por cierto, dijo el autor, porque esas son sus propias correspondencias.

—Osaré yo jurar, dijo don Quijote, que no es vuesa merced conocido en el mundo, enemigo siempre de premiar los floridos ingenios ni los loables trabajos. ¡Qué de habilidades hay per didas por ahí! ¡Qué de ingenios arrinconados !

¡Qué de virtudes menospreciadas! Pero con to do esto, me parece que el traducir de una lengua